Veintiocho cuerpos han sido hallados hasta el momento en las excavaciones que se llevan a cabo en el cortijo del Marrufo, lugar que en 1936 las tropas franquistas convirtieron en centro de detención, tortura y aniquilamiento de los habitantes y refugiados del valle de La Sauceda.
Los arqueólogos han abierto, a unos 300 metros más abajo del edificio del cortijo, seis fosas comunes y en todas ellas han aparecido restos humanos. En una de ellas sólo encontraron un esqueleto, pero en el resto han sido todos enterramientos colectivos. En algunas de las fosas han acabado los trabajos de levantamiento de los cadáveres, pero en otras continúan porque los esqueletos están muy mezclados y eso dificulta y atrasa las labores de limpieza y extracción. La fosa con un solo cadáver fue descubierta después de que por casualidad se encontrase munición bajo un lentisco. El hecho de que la zona de enterramientos esté tan dispersa ha hecho que la asociación de familiares de represaliados en El Marrufo y La Sauceda haya contactado con el Instituto Andaluz de Geofísica, con sede en Granada, a fin de que sus técnicos colaboren en la investigación y localización de fosas. Responsables de este instituto visitaron el jueves 23 de agosto la zona para empezar con los trabajos previos a la inspección de toda la zona con georradares.




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