ApuntaNoticias – 08/09/2012
Las excavaciones para localizar los restos de las personas fusiladas por las tropas franquistas en el cortijo del Marrufo no van a terminar este año. Con la llegada del otoño y la amenaza de lluvias el trabajo de campo se debe suspender. Van a ser necesarias nuevas campañas para localizar, excavar y exhumar los cadáveres que aún quedan enterrados clandestinamente.
A comienzos de la semana que viene habrán sido extraídos los restos del último de los 28 cuerpos que se localizaron este verano. El trabajo de los arqueólogos habrá terminado entonces en las siete fosas halladas y los antropólogos físicos centrarán su trabajo en la elaboración de los informes individualizados de cada uno de ellos. Pero hay indicios de que todavía quedan más fosas comunes en las laderas del monte que rodea el cortijo.
Jesús Román, coordinador del trabajo de los arqueólogos, explica que en el Marrufo no hay fosas grandes y profundas con gran cantidad de cadáveres, sino pequeñas fosas repartidas por el terreno y de poca profundidad. La dureza del suelo, formado por arcillas expansivas, y la tranquilidad con la que verdugos y enterradores trabajaban en un lugar apartado de cualquier núcleo urbano hicieron que los enterramientos clandestinos puedan estar desperdigados por el monte y no estén concentrados en un único lugar. De ahí la necesidad de seguir localizando nuevos sitios con sepulturas.
Román explicó que el hecho de que se hayan abierto siete fosas en vez de una ha retrasado mucho la labor este verano, ya que cada vez que se localiza una, los arqueólogos hacen un trabajo previo a la excavación que incluye su registro, localización, fotografía, croquis, documentación, etc. Y eso ha habido que hacerlo siete veces.
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