Pablo Greiff, relator especial del Alto Comisionado de los Derechos Humanos de la ONU, recibió ayer en Sevilla sendos informes sobre los crímenes cometidos por las tropas franquistas en el Campo de Gibraltar y el valle de La Sauceda. Una delegación del Foro por la Memoria del Campo de Gibraltar participó en la reunión celebrada ayer tarde en el hotel NH Plaza de Armas de la capital andaluza, donde el relator de la ONU escuchó los testimonios de las víctimas, familiares y asociaciones que las reúnen, procedentes de diferentes provincias de Andalucía.
Arturo Ruiz Quintero, directivo del Foro por la Memoria del Campo de Gibraltar, entregó a Pablo Greiff amplia documentación sobre la represión sufrida por los habitantes de esta comarca, donde se calcula que en los primeros meses de la guerra civil murieron más de mil personas fusiladas y ejecutadas extrajudicialmente. De hecho se le entregó un listado con los nombres, apellidos, la edad y el lugar de la muerte de unas 600 personas sobre las que hay constancia documental o pruebas de su fallecimiento. También se le entregó documentación sobre los campos de concentración y batallones de trabajo de presos republicanos que estuvieron trabajando como esclavos entre 1939 y 1943 en las obras de fortificación de toda la orilla norte del estrecho de Gibraltar. Más de 20.000 presos procedentes de toda España vivieron y sufrieron penalidades de todas clases en estos batallones de trabajo.
Explicó su insistencia por vencer las trabas burocráticas y obtener el título, narró cómo se granjeó la amistad del cabo y de algunos soldados que le vigilaban en el campo donde estaba prisionero y contó cómo con ayuda de ellos el día del examen pudo cambiar su uniforme de preso por otro de soldado. Hilarante fue la escena en la que contó como se cameló al profesor que lo examinaba, que lo aprobó pese a sus lagunas en la parte práctica del examen de química, conmovido cuando el preso republicano disfrazado de soldado de la España victoriosa le dijo que cómo iba a suspender a un hombre que había arriesgado su vida por la patria. El remate fue su vuelta al campo de prisioneros cuando el capitán le dijo al sargento: pobre Manuel, pensaba que iba a aprobar y seguro que lo han suspendido cuando lo han visto con el uniforme de preso.




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